jueves, 27 de enero de 2011

Prohibido sacar fotos


El pasado mes de septiembre en el edificio donde vivo tuvo lugar un episodio bastante feo y que desencadenó una serie de hechos que me dejaron ver hasta dónde llega el poder de la censura ejercido por los organismos oficiales del gobierno para evitar a toda costa cualquier posible mala publicidad.
Durante una tarde cualquiera estando en el estudio trabajando se corre la voz de que algo está pasando afuera. Inmediatamente salgo a ver qué pasaba. En la calle, los bomberos, la policía y por supuesto un tumulto de gente acumulada mirando hacia arriba. Cruzo la calle y al mirar hacia el edificio donde vivo (mismo edificio donde trabajo) veo sentado sobre una viga metálica en el piso 15 y con las patas en el vacío, a un hombre con la intención de suicidarse.


   Naturalmente, mi necesidad de documentar lo que estaba ocurriendo me llevó a salir corriendo a buscar mi cámara. Durante el tiempo que le siguió, mientras este pobre vecino mantenía al barrio en vilo traté un poco de fotografiar lo que ocurría para luego poder tener una referencia de cómo se maneja una situación así en China. Al cabo de dos horas y ya teniendo más o menos lo que buscaba en fotos, la situación no evolucionaba y todo parecía que daría para largo rato, con lo cual volví al estudio a dejar mi cámara y volví a la calle sin nada a simplemente observar.

Solo en el vacío
 Estando allí afuera, luego de unos minutos se acerca un policía de bajo rango, de mala muerte con cara de rudo y rodeado por unas cinco chusmas de barrio expectantes, tenemos el siguiente diálogo:
  • estuviste sacando fotos de todo esto?
  • pero no podés sacar fotos
  • jajaja ah no? Y por qué?
  • Porque no se puede, tenés que tener permiso
  • jajaja permiso? Desde cuando? Por qué? Estoy en la calle, paso por aquí y saco fotos de lo que veo
  • pero no podés sacar, dónde están las fotos?
  • No las tengo
(Cuando le respondo esto, las cinco chusmas reventadas de atrás le dicen al oído, las tiene, las tiene en la cámara, nosotros lo vimos)
  • qué hacés acá?
  • Trabajo
  • dónde?
  • Ahí (señalo)
  • teléfono
  • no tengo (mentira)
  • bueno, cualquier foto que tengas la tenés que borrar porque no tenés permiso y si estas fotos trascienden vas a perder tu trabajo y te vamos a echar del país
  • por sacar fotos como toda la gente que me rodea? No hay problema ( andáte a la p......q te p...... en español, en tono alto)
Me trago la bronca y cambio de lugar, sin darle mucha importancia a la situación y luego me voy a dar una vuelta porque la cosa no evolucionaba.

Los bomberos tratando de razonar con él.



Al rato suena el teléfono y mi asistente me dice -nico, tenés que volver al estudio, la policía vino a buscarte, dicen que tienen que controlar que borraste unas fotos (claro que ella no entendía nada). Como no pensaba perder las fotos le dije que les diga que que no estaba y que volvía en media hora. Entre tanto, acción inmediata; llamo a una compañera mía para que vaya a mi escritorio, tome la cámara saque la tarjeta de memoria y la remplace por otra. Pero al rato, mi asistente llama de nuevo y me dice -nico, la policía está impaciente, tenés que volver, -decíles que ya voy.
Cuando vuelvo, con una sonrisa les digo, qué problema tienen?. Eran tres, dos pinches y uno que debía ser más importante, y me dicen que venían a verificar que había borrado las fotos y que querían hacerme unas preguntas. Uno me acompaña a buscar la cámara y vuelvo a la recepción dónde nos sentamos a conversar mientras uno de ellos revisaba foto por foto de una tarjeta de memoria que nada tenía que ver.
Con mucha cordialidad me sermonean diciéndome que no puedo sacar fotos y que necesito un permiso para ello. Como no se la hago fácil a nadie que tenga argumentos ridículos y porque me gusta practicar mi chino, les cuestiono todo, sobre todo el absurdo de no poder sacar fotos en la vía pública, cosa que siempre hago tranquilamente sin problemas y el por qué de no haber cuestionado también a las 500 personas que había allí afuera sacando fotos y filmando desde sus celulares abiertamente, y cuestionarme a mí sólo porque llevo una cámara profesional. Por supuesto que no esperaba llegar nada y así fue, ya sabemos que con la policía, en ninguna parte del mundo y más que en ninguna en el tercer mundo, se razona, por algo necesitan ser policías. Finalmente antes de retirarse, me dicen en tono de advertencia que no querían que apareciera ni una foto de esta situación en Internet a lo que respondo -entonces tomen nota de mi modelo de cámara porque allí afuera hay decenas de personas sacando fotos y uds. están acá perdiendo el tiempo conmigo porque tengo una cámara profesional, y no es mi responsabilidad si luego aparecen fotos sobre la situación. Me dijeron que no habría problema ninguno para mí y se fueron.
Así es como es, cualquier cosa que pueda devenir en algo que haga lucir mal a las autoridades de cualquier tipo debe ser censurado. Por eso los noticieros son un verdadero fiasco de noticias frívolas, ligeras o sin contenido crítico de ningún tipo. Y si se muestran problemas, se muestran paralelamente a la eficiencia de las autoridades que están arreglando la situación y nunca en formato de denuncia.
el peor de los amagues a tirarse cuando bajó del 15 al 14
Por suerte, mi vecino a eso de las 23 hs y luego de varias horas de ponderar entre la vida y la muerte y hacer malabarismos al borde del abismo, decidió sanamente no suicidarse y volver a su casa donde lo esperaba su mujer.

lunes, 10 de enero de 2011

Feliz año nuevo para algunos


Hong Kong es mi metrópolis favorita del mundo y a lo largo de la última docena de años he ido una y otra vez por diferentes motivos y nunca deja de cautivarme con su vorágine característica, sus fuertes contrastes sociales, sus luces de neón, su ultra-comprimido espacio construido hasta el último milímetro posible, donde hasta a un alfiler le resulta difícil encontrar su propio espacio. La jungla de rascacielos habitacionales surge por doquier entre dramáticos escenarios de montañas verdes y bahías azules, y como colmenares se elevan hasta el cielo para ubicar los más reducidos y onerosos espacios habitables del mundo, mientras que debajo de ellos se combina un espacio repartido entre la asfixia de los edificios del pasado, donde una persona o pareja puede vivir y trabajar toda su vida en jaulas de 16 m2 sin ventanas sino rejillas; el sinfín de un continuo comercial y culinario que parece nunca acabar; y la constante aparición de las exclusivas marcas de lujo del mundo cuya repetición hasta el hartazgo hace desconfiar de dicha exclusividad. El espacio sobrante entre todos ellos son las estrechas arterias por donde circula la sangre de la ciudad, las millones de personas de todos los orígenes, que como glóbulos rojos fluyen incesantes, continua y ordenadamente brindándole una vida y una energía que por momentos resultan agobiantes. Todos los orígenes parecen converger en Hong Kong por diferentes motivos. Su calidad de principal centro financiero mundial y su origen portuario y logístico atrae a gente de todo el planeta, desde los anglosajones y europeos más snobs hasta las más pobres prostitutas africanas pasando por indios, pakistaníes, bengalíes vendedores de trajes y una enorme población de filipinos e indonesios que sirven de perfecta mano de obra barata para las centenas de hoteles, restaurantes y residencias de lujo.

i-zombies en el MTR
Este año para escaparle al tristísimo año nuevo occidental en China (como anteriormente he contado aquí ) fue a Hong Kong donde me fuí a recibir el 2011, ya que allí debido a su naturaleza vibrante y los resabios occidentales impulsados por su pasada colonia inglesa habría, voy a decirlo simplemente, algo más de fiesta y fuegos artificiales. El clima previo y durante el año nuevo era el habitual de Hong Kong pero potenciado al triple. Un mes antes del evento, el alojamiento ya se encontraba casi reservado en su totalidad, lo que a la ya alta densidad poblacional se le sumaron unos cuantos cientos de miles de turistas de todo el mundo.
                                              
  En esta pasada, gracias a la exaltación del momento y a las cualidades del lugar se revelaron ante mí más claramente las conductas que se desarrollan en una sociedad principalmente basada en el consumo (al extremo) y que nunca jamás parece detenerse para descansar, y fue ahí cuando descubrí lo que se me ocurrió llamar “Los i-zombies”. Hace ya más